Capítulos: Perico Pastor

Del 5 de junio al 28 de septiembre del 2014

Nací aquí al lado, en La Seu. Mi padre era notario, y muchas veces le oí hablar de los capítulos matrimoniales y su importancia en una sociedad agrícola: si estaban bien hechos, ayudaban a la felicidad de una generación o dos; si no, podían significar la desgracia para alguna de las partes. Yo no veo mis cuadros, ni al hacerlos ni al contemplarlos, como obras completas que enseñan algo al espectador, sino como interlocutores que han de poder conversar con sus propietarios por mucho tiempo: mirando sus cuadros, éstos descubrirán cosas, aun al cabo de los años. Si un día el cuadro se calla, no dice nada, es el momento de deshacerse de él. Pero los buenos cuadros, como los libros buenos, que ganan con cada relectura, siempre sugieren algo interesante al que les dedique un poco de tiempo y atención. Un buen cuadro siempre es un buen conversador, atento al humor del espectador: no intenta llamar la atención, pero siempre tiene algo que decir cuando éste le pregunta. Es en ese sentido, el del pacto en el tiempo, que me acuerdo de los capítulos de mi padre.